8 de enero de 2011

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de su cuerpo, ya se de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da, pero además le e visto serio, ser el mismo y enserio que eso no se puede escribir por eso, lo que me cuentas de que fácil parece a veces enamorarse, todo eso de que el puede llegar a ser ese único motivo de seguir viva y a la mierda todo lo demás, todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre, pero no sabes lo que es caerte de un precipicio y que el aparezca de golpe y de frente para decirte, venga volvamos a casa y me cuentas.
No sabes lo que es despertarte y que él se retuerce y bostece, luego te abraze y luego no sepas como desacerté de todo el mundo.
Yo escribo mis versos, yo también le veo que cuando cruza por debajo del cielo solo la tonta mira al cielo, que se como levanta la cabeza y me mira riendose, conozco su voz en formato susurro, y en formato secreto.
Que me se todos sus lunares y el sitio donde le tienes que tocar para conseguir que se ria un poquito, que yo he memorizado su número de teléfono, pero también el de sus escalones. Que no solo conozco su única pesadilla, también las mil anteriores. Yo si que no tengo cojones a decirle que no a nada porque tengo más deudas con su espalda que las que nadie jamás tendrá con la luna. Que mira que hay tontas enamoradas en este mundo, pero como yo de él no hay nadie. Se la cara que pone cuando se deja ser completamente el. Que le e visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, le e visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana, no me hablen de paisajes si no han visto su sonrisa. Solo los sueños pueden posarse sobre las seis letras de su nombre.

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